Hace tres años el Municipio logró concretar, con la ayuda de Chiledeportes,  la construcción de un  Cendyr Náutico que cobijara las actividades deportivas que aprovechaba el entorno natural que proveía el río Imperial, anhelo soñado desde que la práctica del canotaje se iniciara en el balneario Quillen y los implementos se guardaban en una pequeña bodega. La inauguración contó con la presencia de la máxima autoridad Comunal, Don Héctor Figueroa Ramírez y el entonces Director  Regional de Chiledeportes xx González y diversos  actores del quehacer local, los que alabaron tan hermosa e importante construcción que se entregaba a la ciudadanía y cuyo costo era aprox. de 35 millones de peso, pero con el correr del tiempo el edificio comenzó a mostrar otro rostro, el verdadero, el que  empezó a aflorar de diversas maneras: llaves de lavamanos que accionaban duchas, pisos de cemento que se agrietan, azulejos pegados a paredes de cartón yeso, en los que se abrían verdaderos forados sólo al afirmarse en ellos después de un resbalón, desagües y alcantarillados de dimensiones por debajo de la mínima permitida,  lo que ocasionaba que las duchas se inundaran, ventanas de correderas que no encajaban, chapas de puertas colocadas al revés, lo que permitían que se abrieran con mucha facilidad, portones que se caían de sus correderas, etc.

Todo esto nos lleva a preguntarnos ¿Qué ocurrió con la fiscalización de Obras Municipales, se llevó a cabo?  ¿Qué ocurre con la garantía que conlleva toda infraestructura? 

Preguntas que se han hechos a diversas instancias en el Municipio las que no se han traducido en soluciones y que solo se han quedado en eso, en preguntas sin respuestas concretas.